jueves, 23 de diciembre de 2010

" LA NAVIDAD, LA FIESTA DE LA HIPOCRESÍA. "

Mi padre que en paz descanse falleció un treinta y uno de diciembre y el primer día del año siguiente lo enterramos. ¡Que recuerdo de fiesta más hermoso! Hoy cuando redacto está misiva las personas están deseando que llegue mañana, día 24 de diciembre para reunirse las familias ¿Pero de qué forma? Porque hay familias que no se visitan en todo el año. Y ahora vienen a casa de sus hermanos y familiares para dar las felicitaciones. Unas felicitaciones que las considero falsas e hipócritas montadas por la Iglesia claro está; como todo lo que hace la puta Iglesia. Aquí estoy en mi casa desolado junto a mí querida madre impedida sentada en su sillón no sé por cuánto tiempo. Y estoy mimándola a cada momento y mirando su cara de pena; después de haber salido de un grave Infarto de Miocardio, que no sabemos a qué hora acostarnos, ya que se me despierta cuando menos lo espero, ya que no aguanta la cama ni nada no está a gusto en ningún sitio. Mientras la televisión no hace nada más que hablar que las calles están llenas y los almacenes haciendo su agosto y la gente disfrutando de lo lindo. Pero yo no estoy escribiendo esto porque me esté pesando el estar junto a mi madre; al contrario estoy felicísimo aquí junto a mi reina. Porque está sí que es mi reina. La que me dio el ser, la que me ama, la que me besa, la que Dios se llevará con El un día de estos. Pero no soporto estas fiestas hipócritas, para comer los mejores manjares, ¿para qué? Y no nos acordamos, de quién no tiene para comer esa noche. Pero no le entra un cólico a todo el que se dé una tragantada de comida y vomita hasta el hígado después de haber dado unos besos falsos e hipócritas que no sirven para nada. Solo para lucirse, hay que tener más corazón y no dar besos solo en estas fechas de Navidad. Si no todo el año, ayudar al pobre y al enfermo. Mi madre y yo hasta la fecha que es todavía no nos han felicitado nadie de mi familia, ni lo necesitamos, porque yo he descolgado el teléfono para que nadie nos llame. Quién quiera algo de nosotros que venga a ver a mi madre. Y no por teléfono que es muy cómodo y un método muy falso Esto son fiestas para esquiroles y para quién se pueda ir a que le pongan el plato por delante. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.