martes, 7 de diciembre de 2010

" HAY CRISTIANOS QUE SIGUEN EL EJEMPLO DEL SEÑOR. "

Hay muchas personas cristianas que por suerte seguimos el ejemplo del Señor. Sobre todo para mí el del amor hacía los demás. Ese amor fraterno, ese amor a cambio de nada. Amando sobre todo y por encima de todas las cosas a las personas más desfavorecidas, más desoladas. Yo habido momentos en mi vida, en los que he llegado a pensar si hubiese sido mujer; me hubiese metido a hermana de la cruz, para verme reflejado en Cristo en el dolor, aseando enfermos, curando grietas de heridas sangrantes infectadas, dando de comer a personas que están encamadas, sentándome alrededor de su cama y acariciando sus manos entregando mi amor y a la vez orando en silencio. Eso hacen las hermanas de la cruz montones de noche en vela, barriendo y aseando el hogar del enfermo, a cambio de nada, sin necesidad de desempleo ni un simple euro, totalmente prohibido e incluso por los familiares del enfermo. Eso es amor fraterno a cambio de nada, que cosa más hermosa. Y llegan al convento después de toda una noche en vela sin cansancio ninguno y lo primero que hacen es irse a la morada de Dios ante el Sagrario y se arrodillan con una reverencia al Altísimo más que majestuosamente doblan el tronco de su cuerpo entero y besan el suelo con la cabeza, sin cansancio ninguno, y emprenden su tarea cotidiana de rezos y vida conventual todo con amor y agradecimiento a Dios por haber hecho el bien a un hermano necesitado. ¡Qué maravilla! Dios bendiga a estas santas mujeres que tenían que ser de Sevilla, donde queremos tanto a Dios. Yo por desgracia o por suerte hago una vida muy parecida con la labor de la vida de mi querida madre con su estado de ancianidad y su invalidez de dos ictus. Todo lo narrado anteriormente lo hago con mi madre, yo la cojo y hasta la saco a pasear en su silla de ruedas, para que goce de la vida y se sienta una persona más integrada en la sociedad y la arreglo como una gran señora como siempre a ella le gusto salir arreglada y pintada, para que pueda seguir presumiendo, de su belleza, de sus vestidos y abrigos. Y la llevo a escuchar la Santa Misa y recibimos al Señor, que ahora ha tenido un pequeño “arrechucho” de males y Dios la ha puesto buena pronto. Porque Dios es tan bueno que sabe que estamos deseosos de ir a orar y hablar con EL presente en la Custodia en la mesa del altar en la capilla de San Onofre en la misma Plaza Nueva, Y Dios no quiere que dejemos de ir a visitarlo, porque nos está esperando con los brazos abiertos. Para que le contemos nuestras cosas y le oremos y le entreguemos nuestro amor a Él y a La Santísima Virgen Inmaculada que preside aquella capilla tan hermosa, a la que acudimos todos los días que nos paseamos por el centro. Que son bastantes a la semana. Yo en un banco de la capilla arrodillado y mi madre en su silla de ruedas al lado mío en presencia de Su Divina Majestad, hablándole de nuestras penas, fatigas y también nuestras alegrías que pasamos cotidianamente. Ahora en este tiempo de adviento en el que conmemoramos el Nacimiento de Cristo cuando pasó por el mundo y nació humildemente en un pesebre en un establo junto a una mula y un buey. Tomemos ejemplo de humildad y reflexionemos en estos días que hay personas que lo están pasando muy mal y seamos más humanos teniendo amor fraterno, como lo tiene el Señor con nosotros. Nosotros también lo tenemos que tener con nuestros hermanos los pobres y humildes. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.