domingo, 30 de enero de 2011

" SEVILLA Y SUS COSTUMBRES. (1ª parte)"

Como en cada parte y lugar de España mi Sevilla; también tiene sus costumbres. En cada estación del año es diferente. Las estaciones del año ya sabemos que son cuatro, primavera, verano, otoño e invierno. Pues anda que el empiece es menudo. Empezamos hablar de Sevilla y sus costumbres con la primavera. ¡He dicho algo! Que es la estación del año por excelencia en la que todo se renueva y Sevilla no iba hacer menos.



Se renueva hasta el hombre. El hombre cambia, si es un niño suele pegar un estirón y crecer. Si es adulto en Sevilla cambian las fisonomías de las personas. Porque Sevilla lleva aires nuevos y nos renueva. En primavera son por excelencia las fiestas de Sevilla de gran arraigo como son su semana Santa y su feria de abríl. Donde los sevillanos disfrutan junto con foráneos de sus fiestas popularmente conocidas en todo el mundo. En semana Santa, pasea a sus Cristos y a sus Vírgenes bajo palio por sus calles.



Con ellas oliendo a incienso y azahar. Ya que el naranjo que adornas las calles sevillanas está en plena flor de azahar y el incienso que van derrochando las cofradías conjuntamente con sus imágenes por sus calles, se funden los dos olores. Como solo Sevilla sabe mezclar que da gusto salir a la calle a que te de la brisa sevillana sobre nuestro rostro. Y a todo esto una pará en los típicos bares sevillanos donde refrescarnos nuestros cuerpos del deambular por la ciudad tras las cofradías sevillanas con una buena copa de cerveza fresquita de la tierra donde mejor, sabe la cerveza.



Porque la cerveza es cebada hervida con el agua tan rica de esta ciudad. Por eso sabe tan buena porque esté agua por mucho cloro que lleve el agua sabe mejor que en ningún sitio. De ahí la rica Cruzcampo, que la acompañamos con una típica tapa sevillana que en tiempo de semana Santa se respeta mucho por los sevillanos la abstinencia de no comer carne. Comemos unas buenas espinacas del Rinconcillo, o como somos muy chuchones y sabrosones también la acompañamos de unos buenos altramuces, unas olivas, unas ricas patatas fritas, o unas avellanas que también nos matan el gusanillo del hambre. Y a seguir viendo nuestras cofradías por otro lugar de la ciudad. Todo acompañado de empujones y bullas, sino sería muy aburrido. Que de vez en cuando también nos gusta un refregón, y más si nos toca en una bulla algo interesante delante, y no podemos salir de la bulla ¡qué bien! Las cosas de Sevilla.



Después en esa Semana tan interesante también tenemos toda una madrugada toda llena de cofradías donde salen las hermandades más populares de la ciudad; El Gran Poder, La Macarena, El Silencio, La Trianera, Los Gitanos y algunas más hasta el día siguiente, toda una noche y parte del día siguiente. En fin una semana de aquí te espero. Empezando con el magnífico Domingo de Ramos. Que como salga el sol y haga buen día Sevilla es una explosión de júbilo.



Dejemos las cofradías de momento. Dos semanas después Sevilla se desplaza a la otra orilla del río, donde hay que cruzar los puentes e irte a una explanada apropiada para tal evento donde se celebra junto al barrio de Los Remedios la fabulosa feria de abril. Fiesta por antonomasia típica de la ciudad donde se montan miles de casetas que son como especie de cuatro palos amarraos y unas lonas estiras. Y todas muy bien ordenadas con sus lonas de listas color verde y blancas, o rojas y blancas. Con anchas aceras de albero que es tierra amarilla típica de la ciudad, para poder regarla y empape el agua y no haga polvo.



Encima del acerado cuelgan farolillos de colores, rojos, blancos y verdes con una luz dentro para que destellen de noche. Las casetas suelen ser familiares aunque el ayuntamiento suele habilitar para los barrios, para las personas que no tengan caseta poder tener donde descansar y tomar unas copas. La mujer suele vestir de faralaes y el hombre de traje corto o bien trajeado para la ocasión.



Por las mañanas ya es un clásico el paseo de caballos, y de carruajes. Donde suelen verse muchos rostros conocidos de la alta sociedad y aristocracia sevillana. Por las noches mucho cante y baile con el baile por sevillanas. Mucho corre la manzanilla y el buen jamón por los ambigús de las casetas. Ahora se apuesto también de moda el famoso ya “rebujito”, que consiste en mezclar la manzanilla con líquido gaseoso dulce, para aguantar mejor la “taja”.



También son muy típicas las tortillas de patatas, y toda clase de tapas como si se tratase de un buen bar sevillano. Y a todo esto mucho cante y alegría. Las calles del real llevan nombres de toreros desaparecidos y afamados de la tierra. La feria también tiene otro apartado recinto donde le llaman la calle del infierno. Su mismo nombre lo dice es un infierno, una locura, pues no oyes nada más que música enlatada y altavoces de feriantes que venden sus rifas de tómbolas, y te invitan a montar en sus “cacharritos” como decimos en Sevilla otra forma de diversión de la feria de Sevilla, con su buen circo, no le falta detalle.



Y como olvidarme de su gran portada que está a la entrada del real es inmensa de grande. Diríamos que es como la puerta del recinto. Toda decorada con pintura y bombillas que por la noche son un destello de fuego de luz que se enciende la primera noche. Llamada del “pescaito” que es la prueba del alumbrado y donde los sevillanos se deleitan con una gala señorial en sus respectivas casetas que celebran con una cena que llaman del “pescaito”. Esa noche empieza la feria con esa celebre cena. Y a las doce en punto de la noche el señor alcalde enciende el alumbrado para ser encendido toda una semana entera. Seguiré.