viernes, 21 de enero de 2011

" UN PASEO SEVILLANO. "

La del hervidero de personas paseando y comprando por las calles Tetuán Sierpes. Donde la gente se arremolina a los pies de la Casa Consistorial, los fines de semana para acompañar a la infinidad de celebraciones de bodas civiles que se celebran todas las semanas en el ayuntamiento hispalense. La de las personas que se sientan en sus terrazas como la de La plaza de La Campana a merendar en la antigua confitería como el nombre de la plaza mencionada anteriormente. La que los sábados y domingos arremolina las calle; Albareda, General Polavieja y aledaños de plaza Nueva, para almorzar o tapear en el restaurante don Carlos, o en casa de la viuda la taberna El Trifón, y todas las callejuelas son terrazas con sus veladores, remozados de mantelería y cubertería para comer los platos típicos de la ciudad o en la plaza de San Francisco en la terraza de Robles.
O callejeando por aledaños de la Giralda y Mateos Gago hasta entrarnos en el típico barrio de Santa Cruz, todo lleno de tabernas típicas, con sus típicas mesas redondas de colores y sus sillas de anea de estilo de tablao flamenco. O adentrándote en casa Román junto al hospital de Los Venerables a degustar ese delicioso jamón con mejor sabor de donde se cría en Jabugo. Porque aquí en Sevilla sabe mejor, o un poco más adelante en la terraza de la hostería del laurel, donde se alojo el escritor Zorrilla para escribir su obra don Juan Tenorio.
Y nos vamos hacía el otro lado de la avenida a la calle García de Vinuesa como podría olvidarme de la taberna de Morales en mi sevillaneando, con ese mostrador de más de un lustro que da a dos lados a uno que te tomas los vinos de pie y otros en veladores de sillas plegables con suelo de cerril algo invicto en ningún sitio, por si derrama un vivito de solera no ser pisoteado y mancharnos las suelas de los zapatos el cerril lo empapa. Todo un salón acompañado por unos gigantes toneles de barro con sabor con olor a solera añeja sabrosa. Y en frente saltar dos pasos de calle y te topas con una maravillosa pescadería de pesaito frito celebre de esta ciudad donde compras un papelón de pescado acabado de freír y te lo dejan tomar en casa Morales prestigiosa bodega con sevillanía, donde te puedes encontrar personajes de relevancia de la ciudad, así como numerosos turistas que han sido informados por sus correspondientes guías, para no olvidar este rato de sabor a solera y pescaito frito sevillano.
Debajo de las mesas tiene unas papeleras muy típicas para echar los papelones del pescado frito y todos, los excrementos del pescado, como son ya os decía sus papeleras que son los arropadores de las garrafas de los vinos de cristal, que son bien anchas para este menester. Y sigamos sevillaneando seguimos por la calle abajo y nos topamos con el bar de los serranitos donde te ponen un buen tapeo, grandes tapas de serranitos como ellos los llaman que son como los montaditos pero en grande, mas condimentados con jamón, con pimiento frito con su buen filete de cerdo.
Y un poco más adelante. ¡Atención! Con la hermosa escultura del torero de Camas junto a La Plaza de toros, torero afamado en el mundo entero el gran Curro Romero, con la muleta en la mano haciendo un pase por lo bajo, como no. Y al alado el enrejado de la gran y esplendida plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y junto a ella. La augusta dama. Doña María de Las Mercedes que en paz descanse, montada a caballo a la grupa. Madre de nuestro monarca Don Juan Carlos, en una estatua en bronce que le dedico la Real Maestranza de Caballería como dama de dicha casa y gran aficionada al toreo sobre todo fiel seguidora de Curro Romero el faraón de Camas, un torero según Sevilla irrepetible.
Frente a la plaza de toros hay un bonito paseo donde hay más estatuas están la de los hermanos también toreros y grandes espadas como fueron Pepe Luis y Manolo Vázquez dinastía de toreros del barrio de San Bernardo de Sevilla los dos ya desaparecidos. Y una mujer en bronce también que representa a la mujer sevillana como es la famosa Carmen, la que fue escrita en obras de teatro y cine. Una cigarrera llamada Carmen y entronizada y encumbrada por el famoso dramaturgo Merimée. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.