miércoles, 26 de enero de 2011

" LAS ENFERMEDADES NO LAS MANDA DIOS. "

Cuando una enfermedad llega a una casa todo el mundo lo primero que decimos es ¿por qué me habrá mandado Dios esto? Y yo le digo a todo el que diga eso desde estos renglones que la enfermedad no la manda Dios. Porque veo muchísimas veces a lo largo de los días muchas cosas más buenas que malas. Y eso debe de ser mandado por la misma Divina Providencia, no creo que Dios; que es infinitamente bueno derrame en nuestros corazones cosas malas. Eso no es así. Aunque a veces tampoco lo comprendo. Pero el amor que Dios tiene por el hombre que lo puso en el mundo para que hiciese a su libre albedrío. Es imposible que después lo castigue. Si acaso le puede pedir cuentas el día que nos reunamos todos en el paraíso y le diga; a ver tu que has hecho con tus hermanos los pobres, con los marginados, con los que no tenían para comer. Y cosas por el estilo pero mandar terribles enfermedades no me lo espero de Dios un hombre tan infinitamente bueno, que nos ha dejado libres en el mundo para lo bueno y lo malo. Para hacer y deshacer. Eso es la naturaleza la culpable de todo. Y el cuerpo humano que llega un momento que se agota por naturaleza, y dice hasta aquí llego ya no puedo más. Pensemos que el cuerpo humano es un reloj y cuando dejas de darle cuerda el reloj deja de andar. Pues igual el corazón llega un límite que ya no puede más unos antes y otros después, según la naturaleza de cada persona. Y le llaman ley de vida. Y tenemos que aceptarlo queramos o no queramos, unos sufrimos más y otros menos. Pero al final es ley de vida. Y menos mal que existe esta ley de vida unos nacen y otros mueren y la vida es una noria que va dando vueltas, y se va renovando sucesivamente. El problema es que no hay entendimiento entre los seres humanos. Las mismas familias no se relacionan y por eso existe la tristeza y la deshumanización, no hay más. Pero lo mejor que invento Dios para los ricos, como para los pobres es que todos nacemos igual y morimos igual ¡Qué Maravilla! Fijaros si Dios nos quiere que en eso nos comparó igual a los ricos como a los pobres. Todos iguales, ¿Cómo va a mandar Dios las enfermedades? Es imposible. Tenemos que aceptar que es una ley de la vida queramos o no queramos. Unos antes, otros después, pero es así. El cuerpo humano es una maquinaria que funciona con un principio y un fin como todo en la vida. Y cuando el reloj se para, ya no hay relojero que lo ponga en marcha. No hay más nada. Pero quitarse de la cabeza de que Dios nos manda las enfermedades. Es tan bueno que no es capaza de hacer eso. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.