lunes, 30 de agosto de 2010

"SEÑOR, TU ERES LA ROCA QUE DESPRECIARON LOS ARQUITECTOS".

Los salmos y Los Evangelios más de una vez dicen más de una verdad, pero la misma Iglesia los reconoce pero no los lleva a cabo. Este articulo viene a pego de que tanto mi madre que está invalida y va en silla de ruedas pero visitamos a Cristo vivo en su Cuerpo que se ha quedado con nosotros para que lo adoremos en este caso aquí en Sevilla perpetuamente en la capilla de San Onofre en la plaza Nueva y lo visitamos mi madre y yo cada vez que vamos al centro y lo adoramos a EL y a La Santísima Virgen. Y escucha mis oraciones y lo que le pido estoy seguro que me lo concede porque lo veo después en el día a día, El nunca me falla. Mi madre cada día se encuentra mejor y vivimos en paz y felicidad, dándole gracias a Dios por el nuevo día que nos regala día tras día. Pero me nos hemos sentido roca despreciada por los arquitectos como dice el salmo, en el sentido que el 18 de septiembre habrá en Sevilla el evento de la beatificación de Madre María Purísima de la cruz, y no podemos ir con las personas de nuestra parroquia ya que nos han comunicado que al estar mi madre en silla de ruedas tenemos que entrar por otra puerta para no subir escalones para gradas cosa que veo muy bien, iremos a otro sitio que no me parece muy adecuado porque según nos han dicho tenemos que sacar las entradas aparte de las personas de la parroquia por el motivo reseñado anteriormente. Y los feligreses van a ir en autobús desde la parroquia al estadio olímpico donde se va a celebrar la beatificación. Y cuando hemos ido a retirar las entradas que las hemos tenido que pedir por nuestra cuenta ya que por el motivo de la invalidez de mi madre no podemos entrar por la puerta que van a entrar las personas de nuestra parroquia, nos dicen que para ir nosotros, nos tenemos que buscar la vida; es decir que nos pongamos en contacto con alguien y cojamos un taxis para que nos lleve al estadio olímpico. Y veo un desprecio por parte de la parroquia que tengamos que ir nosotros en un taxi y los demás feligreses en un autobús que proporcionarán en la parroquia. Y ellos irán en comunidad conjuntamente con el párroco y la feligresía y nosotros solos, “como roca cuando a Dios la despreciaron los arquitectos”, en este caso nos parecemos a Dios somos la roca despreciada por la parroquia que nos abandona y nos deja solos. Es que mi madre no puede subirse en un autobús en su silla de ruedas con todas las personas que pueden ayudar a sentarla en un sillón del coche y cerrar su silla. Nos identificamos con el salmo. Somos el Dios como roca que desprecian los arquitectos. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla