lunes, 23 de agosto de 2010

A MI PRIMA BRAULIA ENRÍQUEZ GONZÁLEZ.

En verdad somos primos segundos, pero hay momentos que mis sentimientos sienten hacía tu persona, como si fuésemos como hermanos. Pues cada vez que hablo contigo por teléfono nunca me has defraudado. Siempre te he tenido para darme buenos consejos, como si fueses, protectora mía como lo es mi madre o como lo es Dios o La Santísima Virgen María y eso no puedo pasarlo dejar de pasar de quede reseñado en algún lugar en esta caso en mi blog de mi intimidad. Eres humilde, eres cariñosa, eres sangre de mi sangre, adoras a Dios y a La Santísima Virgen como lo hago yo con Dios, en eso nos parecemos, no llevas cuentas de los delitos de las malas personas, que dicen y hablan de ti y que nunca te quise decir, que dicen que eres muy rara, pues hay que respetarte pues Dios quiere que seas de esa manera con humildad y no con aires de grandeza y no comulgar, para luego no hablarle al hermano, ya que todos somos hijos de Dios. Quisiste a tus padres como nadie que los cuidaste hasta que partieron junto a El Padre. Mi tío Manolo y mi tía Carmen. Amaste a tus tías las hermanas de tu padre como a nadie, pues vivían solas y las socorriste hasta su avanzada ancianidad. Siempre mentaste a tu familia por parte de tus padres como lo más hermoso de la vida, tu familia tanto la de tu padre como la de tu madre que era de Palma del Río. Tus hermanos tanto hermanas, como hermano ya desaparecido fueron lo mejor de tu rosal, y tus sobrinos y sobrinos nietos ahora los que más quieres. Y es que Dios te da sabiduría, don especial, para amar, para acoger en tu casa a los más desfasborecidos de tu pueblo. Y visitar al Santísimo esa es tu gracia de La Divina Providencia, que te será recompensada el día que Dios te llame y te pida cuentas, y te abra las puertas del cielo. Sigue siendo alegre siempre como un cascabel, con esa simpatía que te caracteriza, que eres Enríquez apellido aristócrata, pero que no presumes de él si no que lo llevas a gala por tu padre que era un hombre sencillo y bueno y a tanta gente ayudo en Las Navas de La Concepción junto con su esposa le dio a sus hijos una vida cristiana y religiosa y estarán sentados a la derecha de EL Padre viéndote lo feliz que eres, con tus viajes a tu Córdoba, a tu Marmolejo a tu Sevilla a visitar a tus hermanas y familia y siempre con tu Dios a tu lado protegiéndote. Nunca podré olvidar que ya hayas venido dos veces a mi casa a ver a mi madre, cuando no vienen ni sus propias hermanas carnales con lo que está sufriendo con su enfermedad. Cuanto mérito tienes que recompensa te tiene que dar Dios, visitando enfermos; como Madre María Purísima de La Cruz, y Santa Ángela. Prima Braulia, que Dios te colme de felicidad y de bendiciones, tu primo que te querrá siempre. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.