martes, 20 de septiembre de 2011

" LA CORRUPCIÓN DEL MUNDO. "

No, nos ponemos más de uno y más de dos algún que otro día a reflexionar. Cuando vemos la televisión y vemos tanta violencia de género, tanta guerra entre personas entre las fuerzas del orden apedreándose y las fuerzas del orden pegando pelotazos de goma y botes de humo para asfixiar a las personas, que reivindican sus puestos de trabajos como está ocurriendo ahora aquí en Sevilla con los astilleros que cierran la fábrica y se quedan personas sin trabajo ¿De que se van alimentar y a subsistir estas familias? y encima las autoridades no hacen nada para frenar eso ¿Pero qué es lo que está ocurriendo en nuestra sociedad en pleno siglo XXI? Que nos matamos los unos a los otros, tanto con violencia de género como por envidias y por un puesto de trabajo. Esto lleva muy mal camino. Al comienzo de este artículo os decía que no nos ponemos a pensar, que no somos nada para tanta guerra y tanta pelea. Luego vienen los servicios funerarios y te meten en una bolsa amarrada a unas parihuelas. Esto no es concebible por ninguna parte ni por policías, ni por gobiernos ni por matrimonios. Esto yo no sé lo que es pero algo gordo va a ocurrir en el mundo. Y vamos a ser peor que animales. Las envidias se han apoderado de las personas y la envidia es lo peor que le puede pasar a una persona humana, como los celos, como las peleas entre los políticos. Esto no es normal que cada uno se tire los trastos a la cabeza. Antiguamente había un anuncio de radio que decía: que llueva que llueva la Virgen de La Cueva. Y replicaban en el anuncio. ¡Pero si esto es el diluvio! Replica: pues cómprate un paraguas de casa de Rubio. Pero aquí que hacemos ¡Pero si esto es una ruina y un crimen lo que ocurre. Replica: Pues oiga no lo dude. Y eso está pasando que el mundo va por mal camino y esto no hay quién lo frene ni Obama, ni Rubalcaba, ni Rajoy. Y así se escribe la historia desde que el mundo es mundo, que nadie está conforme con lo que Dios le ha dado en su camino. Existe el ego, el ser más que nadie, y eso acaba muy mal. Pero la verdad de todo es que no somos “nada”. Como dice San Pablo a los Corintios solo somos unos platillos que cuando sonamos aturden nuestros oídos. Porque no tenemos amor y vamos cada uno a lo nuestro y así el mundo tendrá su fin como todo que tiene principio y fin. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla