lunes, 14 de marzo de 2011

" SEVILLA EN TIEMPO DE CUARESMA Y SEMANA SANTA. "

Sevilla como ciudad tradicional para la religiosidad en tiempos de cuaresma. Lo sabe llevar con bastante recogimiento, teniendo en cuenta los momentos que se recuerdan cada año los entrañables años que Nuestro Señor Jesucristo pasó por el mundo. Para enseñarnos a vivir una vida modelo y de cómo teníamos que vivir todos los que tenemos fe. Y creemos que Cristo estuvo en la tierra.



Y nació en Belén y vino al mundo a predicar la nueva alianza para ser salvados y encontrarnos al final de la vida en el Reino de los cielos junto a ÉL. Y La Santísima Virgen María. La Madre de Dios y Madre nuestra que tanto ama la ciudad de Sevilla. De ahí que a Sevilla la llaman en todas partes la tierra de María Santísima.



Pues la ciudad de Sevilla tiene tantas hermandades y cofradías que Las Vírgenes titulares de cada hermandad, llevan nombres de La Virgen en todas sus advocaciones. Por poner ejemplos: en una hermandad la llaman María del Dulce Nombre, otra Nuestra Señora de Los Ángeles. Y así sucesivamente.



La cuaresma quiere decir los 40 días que Jesucristo, estuvo en el desierto apartado de todo el mundo meditando. Antes de su entrada en Jerusalén acompañado de sus discípulos montado en un asno y aclamado y vitoreado por todo el pueblo entre palmas y ramos de olivos. Para pasar la pasión que Él padre le tenía encomendado el pasar por el mundo para pasar el trance de sufrir y redimirnos del pecado, cargando con una cruz, antes pasando por unos azotes y unos sufrimientos hasta que fue crucificado en la cruz y murió para salvar nuestras almas.



La iglesia mundial celebra este comienzo de la cuaresma con el miércoles de ceniza, que es exactamente 40 días antes del domingo de Ramos. Que ya entramos en la semana de Pasión, donde Cristo celebra su última cena con sus discípulos y se despide de ellos. Hasta que es entregado a las autoridades porque lo toman en aquellos tiempos como un loco que viene al mundo y hace milagros y lo llaman Rey y las autoridades de entonces no permitían aquello que Jesucristo decía y hacía a los cuatro vientos.



Y Sevilla tomo eso al pie de la letra del evangelio y saca a sus Crístos y a sus Vírgenes en procesiones imitando el misterio de la Pasión como nadie en el mundo lo ha hecho todavía. Los misterios parecen ser vivencias y replicas vivas como si fuesen en aquellos tiempos tal como fueron y el evangelio nos lo cuenta.



Y las Vírgenes suelen ir detrás de cada representación de cada misterio, bellísimas como solo Sevilla sabe hacer llorando sollozas. En preciosos pasos de plata con candeleria y adornados con exquisitas bellas flores que entronizan aún más la belleza de la imagen de La Virgen María bajo palio con doce varales que lo sujetan que dicen que representan a cada uno de los apóstoles.



Cada paso tanto de misterio como el de palio lo acompañan una banda de música, que toca composiciones especialmente compuestas para los mencionados eventos. Que le dan más categoría aún. Pues estos pasos llevan debajo una trabajadera de unos 20 o 30 hombres según las dimensiones del trayecto del paso y del peso sobre los hombros y a son de la música caminan y bailan las imágenes como si caminarán de por sí solas. Toda una belleza de la ciudad hispalense.



La cuaresma no solo es en Sevilla la tradición de la Semana de Pasión con la que culmina la fiesta de la conmemoración de la Pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Sino que también es tiempo de recogimiento en la ciudad, por parte de religiosas y religiosos que llevan a cabo el ayuno como ayuno Jesucristo los 40 días que estuvo en el desierto en su meditación de lo que se le avecinaba; es decir la muerte en una cruz.



También en cuaresma son días de vía-crucis dentro de los templos y por las calles de la ciudad con mucho fervor con las imágenes titulares de las hermandades y cofradías de Sevilla. Todo con olor a santidad, mucho perfume a incienso y a la flor por excelencia del azahar, mezcla inimitable a sevillanía. Ya que Sevilla para la religiosidad con las cosas de Cristo y de María Santísima es única mundialmente.



Las religiosas y religiosos en este tiempo, no suelen salir a la calle, madrugan mucho para rezar, se acuestan muy temprano todo el día lo tienen de oración. E incluso las hermanas de la cruz; celebran la cuaresma salen muy poco a cuidar los enfermos en caso de extrema gravedad.



Pero su máxima dedicación es el recogimiento y prepararse para el acontecimiento que se nos avecina e imitar a Cristo en ese tiempo de sus cuarenta días que estuvo en el desierto apenas se come solo lo preciso e indispensable. Es decir que guardan y llevan el ayuno a rajatabla.



Volvemos otra vez a la semana de Pasión es decir a las hermandades y cofradías en su deambular por las calles de Sevilla. Todas tienen como culmen de su misión hacer acto de estación de penitencia a La Santa Iglesia Catedral.



Donde Sevilla sabe hacer muy bien estas cosas. Todas tienen que ir a desembocar a la plaza de la Campana unos de los lugares más céntricos de la ciudad, donde hay un palco, y allí hay unas autoridades del Consejo General de Hermandades para pedir la venia. Para entrar en lo que denominan carrera oficial con dirección a La Catedral, todo ese trayecto esta engalanado y repleto de sillas para que los sevillanos tengan donde descansar entre hermandad y hermandad que va llegando con su cortejo de nazarenos.



Pasan también en ese recorrido por la espalda del ayuntamiento donde está todo engalanado y exquisitamente adornado para la ocasión. Y las autoridades de la ciudad tienen un sitio privilegiado con todas sus galas para la ocasión para rendir pleitesía a las imágenes de la ciudad.



Se suelen lucir bastante en este recorrido las bandas de música para que la gente disfrute del elenco. Hasta que ya entran en la catedral y siempre hay un canónigo de turno que está en un pulpito y al entrar los misterios de cada hermandad a parte de hacer sus correspondientes rezos. Hace una semblanza del misterio del significado del misterio que pasa por La Catedral en ese momento.



Todo con un máximo silencio y respeto dentro de La Catedral, y así se da por cumplida su estación de penitencia y al abandonar La Catedral cada hermandad ya se retira cada una para su barriada de origen.



Y así sucesivamente durante ocho días consecutivos con 8 hermandades diarias y algunos días 9. Toda una Sevilla echada a la calle y llena de foráneos con carteles en los hoteles de llenos al completo. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.