sábado, 4 de junio de 2011

"CONFITERÍA Y CAFETERÍA LA CAMPANA."

Es muy triste que en Sevilla en siglo XXI, ocurran estas coas que a continuación os escribo. Comprendo que quieran tener la solera añeja de antaño con los exquisitos dulces y los buenos manjares en especialistas en confituras y comidas para llevar a casa. Hechas con artesanía. Pero eso es una cosa que quedará para la eternidad, como buenos y exquisitos pasteleros y confiteros de la ciudad. Pero eso es una cosa y otra que me pongan al personal vestido. Como en los tiempos de la dictadura española. Suelen tener señoritas y camareros atendiendo al público. Pero me parece deprimente que las señoritas. Tengan que ír vestidas, con ropa de después de la posguerra española en su puesto de trabajo como si fuesen unas criadas de servicio domestico. Como hacían los capitalistas apoyados por la dictadura. Es decir con una camisa, falda a juego y un delantal con filos también a juego decorados en el delantal y en el pecherín de la citada prenda el emblema del negocio. Y obligarles a llevar cofia o diadema. Y los camareros con uniformes de ujier y de mayordomos con palomita grande haciendo juego con él chaleco. Por favor que estamos en el siglo XXI y la dictadura ya terminó. Ahora estamos en una democracia. Yo no digo que no lleven uniforme de trabajo. Pero lo del delantal y la cofia o diadema en el pelo me parece deprimente. Los trabajadores ya no tienen el nombre de criados, ni criadas. Son trabajadores de un servicio. Pero no son criados como se les nombraba antiguamente con esos uniformes. Y que en Sevilla ocurran estas cosas. En mi opinión deja mucho que desear en la ciudad de la gracia y el arte. Que traten a los empleados como criados, como en el tiempo del franquismo. Y que me perdonen el que lea esto. Si para el que lea es de su agrado que una trabajadora tenga que ponerse una cofia o diadema en el pelo para trabajar. Ya habido una sentencia en Cádiz en la Clínica San Rafael favorable a las enfermeras que eran obligadas a llevar, falda y cofia favorable a las trabajadoras de la clínica a que pueden ir a trabajar en pantalón sanitario igual que el hombre. No como las enfermeras del franquismo en los hospitales. Eso queda para la historia. Pues a ver si toman nota los confiteros sevillanos. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.