domingo, 12 de junio de 2011

"CADA UNO VA A LO SUYO."

Es muy triste el título de este artículo. Pero no tengo más remedio que rotular, lo que voy a relatar a continuación con este titular. Llevo tres meses en los cuales; parece que he aprendido más que nunca en mi vida. Mi querida madre falleció en el mes de febrero. Y a raíz de la muerte de ella me he convencido de la falsedad, la mentira, la hipocresía y todos los adjetivos que queramos poner a lo que es la realidad de la vida. Y sigo escribiendo que la vida es una pura mentira. Ya lo he dicho en otros artículos míos. Que el gran dramaturgo Calderón de La Barca. Se inspiro en la vida real para crear la obra teatral, “El gran teatro de la vida.”. Y es que lo que digo en este título es una verdad como un templo. Cada uno va a lo suyo empezando por la iglesia católica que me parece que es lo más falso que pueda existir encima de la tierra. No lleva el Evangelio de Jesucristo como lo tiene que hacer. Solo piensa en lo material. Como todo el mundo. Cuando todo se va a quedar aquí en la tierra. Y nosotros partiremos a convertirnos en un abono para la tierra en pura ceniza, a la cual le das un soplido y desaparece por completo. Sin embargo las personas no pensamos en ello mientras, estamos en la vida cotidiana. Pensamos en la avaricia, en la codicia, en herir a los demás y tener protagonismo unos y otros no, en tener rencillas con los demás. En no abrirle puertas a los que tenemos por colegas y si podemos hacerle daño. Y no pensamos en que un día cuando más ricos estemos y mejor. Nos marcharemos de este mundo, liados en una sábana o sudario, sin sentimientos y sin nada con el cuerpo frío, para que se pudra bajo tierra. Y hemos estado en la vida de la forma antes narrada, para después ir al pudridero. Esto no es así. Que haya personas en la vida encumbradas y otras no sean escuchadas es de juzgado de guardia. Querer llegar al poder, para dejarlo todo aquí, ese afán y ese enriquecimiento para dejarlo aquí todo. Porque desde luego no te llevas nada. No merece ir cada uno a lo suyo. Sino ayudar todo lo que podamos a los demás. Pero no es así. En la vida existe el primero yo, después yo y siempre yo. No se equivoco el gran dramaturgo Calderón de La Barca. Que la vida es un puro teatro. Que existen los valores económicos y es lo peor que puede existir en la vida. El que unos tengan mucho y otros nada. Pero Dios fue muy inteligente y dijo: ¡no hombre no! Tú que eres codicia y avaricia no te lo vas a llevar al otro mundo, lo vas dejar aquí todo. Tú que vas a lo tuyo. Pues sigue que no te vas a llevar nada. Y tú que has tenido la suerte de ser encumbrado. También serás ceniza y polvo que desaparecerás de un soplido. Tú que has fumado y has disfrutado de un placer y has bebido alcohol y también has disfrutado de otro placer. Y has tenido tragantadas de comida en fiestas romerías, y Navidad. Tú cuerpo, tú organismo lo va a sufrir porque es frágil y lo estás maltratando. Y te marcharás antes de esta vida. En cambio el humilde el que no bebe, ni fuma y se cuida tendrá, si tiene suerte de no tener una grave enfermedad más tiempo en esta vida. Esto que escribo es la realidad de la vida. No nos amamos. Y fue un Mandamiento de Dios. Al contrario nos odiamos. Y de eso tiene mucha culpa La Iglesia. Pues como al principio decía con el fallecimiento de la muerte de mi querida madre. He comprobado más todavía la falsedad y la mentira de la vida. Pues lo que me tenga el destino destinado que sea lo que Dios quiera. Pero no me rebajaré ante la codicia y la avaricia. Quiero ser humilde, antes que millonario. Las personas de La Iglesia me han dado la espalda al morir mi madre. Ya no me hablan. Me hablaban cuando llevaba a mi madre de paseo en una silla de ruedas inválida y mi madre le gustaba ir a misa. Pero amigo yo no voy a misa. A que me coma el coco una persona como yo. Que lo menos que hace es predicar el Evangelio. Sino que critica a la sociedad, a los políticos, a todo lo que no sea favoritismo para la iglesia que nos piden la X por nuestra declaración de hacienda. ¡No, no! No comulgo con ruedas de molino. Y entonces los que comulgan diariamente. Pues ya no me hablan ni me dan pésame por mi madre. Puro teatro de Calderón de La Barca. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.