domingo, 24 de julio de 2016

QUE BONITA ES LA JUVENTUD.

Ya lo dice el refrán “juventud divino tesoro”. Cuando volvemos la mirada hacia atrás los que hemos pasado de los cincuenta y cinco. Y desempolvamos las fotografías de nuestra juventud, no nos reconocemos y nos quedamos maravillados de lo que fue nuestra persona en juventud. No estábamos obesos y haciendo memoria al pasado recordamos lo bien que nos divertíamos, cómo éramos felices con nuestras pretendientes o amigas de turno. Pues lo mismo les pasa a los jóvenes de hoy en día que viven pero muy requeté bien, y ahora mucho mejor porque tienen padres que lo dan todo por sus hijos porque pueden y antes nos las teníamos que ingeniar con artimañas a nuestras madres para que nos dieran algún dinerillo a escondidas de nuestros padres ya que la economía era muy escasa. Nuestros cuerpos eran delgados y había una moda que era llevar pantalones acampanados por el final del pantalón y nos hacía todavía más delgados. Nos divertíamos diferentes. Existían unos, tele club donde nos reuníamos los jóvenes para jugar al parchís, para el ajedrez, cosa que hoy no existe pero existen otros encuentros con el romanticismo que antes era más tabú. Cada vez que me acuerdo de mi juventud me pongo más romántico de los tiempos que viví, tan maravilloso y que por desgracia ya no volverán más. Vivíamos inquietos, representábamos obras de teatro de los hermanos Álvarez Quintero, cómo Malvaloca o Puebla de Mujeres. En definitiva éramos felices. Manuel Enríquez Becerra.Sevilla