miércoles, 19 de marzo de 2014

LA ESTATUA DEL PEREGIL.

Es evidente y en mi opinión, que en Sevilla hay demasiadas estatuas, como no comulgo con ruedas de molinos la estatua que se le ha puesto en la plaza Jerónimo de Córdoba a José Pérez “el Peregíl”. Por muchas personas que hayan querido que se eleve esa estatua perenne, por los siglos de siglos. Ahora me pregunto: ¿Qué ha hecho Perejil por la ciudad hispalense?, tener una taberna “quitapesares” de nombre y a los turistas del hotel que hay al lado Don Paco cantarle dando bocinazos y remunerándolos económicamente a su libre albedrio y lucrarse con su taberna. En cuanto a lo de cantaor de saetas de Semana Santa, tengo que decir que no sabía cantarlas solo hacía dar voces, es decir parecía que le estaba riñendo a un Cristo o una Virgen y además no lo hacía gratis cobrando siempre. En Sevilla hay demasiado estatuas, para que un señor que no es oriundo de Sevilla sino de Manzanilla un pueblo onubense. Con todos mis respectos hacia ese pueblo. Pero la estatua de Pepe “Peregil” ha sido muy de prisa, antes que a él habría que habérsela puesto a Enrique el Cojo que enseño a bailar a La Duquesa de Alba, eso sí que es merito. ¡Pero la estatua del “Peregil”! no acabo de convencerme. Un señor que ha divertido al público de su taberna y que se lucraba descaradamente. Porque si no sabían de cuentas los extranjeros así les cobraba, hablo con contundencia y mucha gente que lean estas líneas sabe lo que escribo. No sé hasta donde las autoridades llegan a decir que se ponga una estatua. Pero “Pepe Peregil” amigos cofrades no es merecedor de una estatua. Cuando fue un hombre con nombre en Sevilla a base de lucrarse con la taberna y con su cante saetero a su manera. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.