viernes, 3 de septiembre de 2010

"CUANDO LA GENTE DEJA DE HABLARTE SIN MOTIVOS".

La vida está llena de desengaños, conforme pasan los años se va uno dando cuenta de ellos. En lo que se refiere a las amistades, y en las personas, que somos como las veletas, que cambian según va el viento. Ahora nos da por unas amistades y mañana nos da por otras y dejamos de hablarnos los unos con los otros y perdemos las amistades tontamente. A veces damos motivos pero otras veces ni sabemos él porque nos han dejado de hablar a quien considerábamos que eran amigos nuestros, y sin ton ni son y sin mediar palabras nos vamos distanciando sin saber por qué. Desde luego es algo ingrato y molesto que no le debas nada a nadie y pasen por tu lado y después de que haya habido una buena amistad dejen de decirte hasta el adiós, así es la vida. Yo lo pienso muchas veces cuando me hacen faenas de este tipo y pienso que peor para ellos. Porque el mundo sigue girando y da muchas vueltas, hoy posiblemente esté hundido pero mañana puede que este levantado y esa persona que no te saluda puede a lo mejor necesitar algo de ti. Y eso se da un día sí y otro también desde que el mundo es mundo. Y sobre todo se da muy común mente en las personas que van mucho a escuchar la palabra de Dios y comulgan y luego no practican el Evangelio; los sacerdotes pasan mucho de las personas. Ellos dicen sus misas y luego los ves con el que menos te esperas tomándose una cerveza en el bar como uno más de nosotros y no se preocupan de los que no tienen para tomar una cerveza o un refresco, mientras ellos puedan o tengan quién se lo paguen. No te dicen ni adiós. Yo no sé si es que eso se lo enseñan en el seminario a ser indiferentes con las personas. Y cuando suben al presbiterio tienen un don para que saquemos los monederos y participemos de la colecta que me quedo sorprendidísimo, pero por desgracia es así. Y en las familias pasa casi igual cada uno tira para su lado unos van a un sitio y otros a otro, para no verse en el compromiso a la hora de pagar y como eso todo. El mundo está cada vez más corrompido, cada persona va a su libre albedrío, y reviente quién le duela, no queremos saber nada de los demás hermanos que somos todos, hijos de Dios y de La Santísima Virgen María. Hoy nos amamos y mañana nos odiamos y eso es una verdad como un templo. Quién de verdad nos quiere y nos ama es Dios nuestro Padre, La Santísima Virgen y nuestra madre que nos trajo al mundo. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.