El Papa Benedicto XVI, está pidiendo a voz en grito que haya una nueva evangelización para atraer a los jóvenes a la iglesia. Y yo desde está misiva le digo que en Sevilla por mucho que traigan a Don Bosco de Turín a esta ciudad con Sevilla estoy convencido que no contará por culpa de su clero, y de su folklore eclesiástico. El sábado 29 de Septiembre trasladaban de la Iglesia de Don Bosco en Sevilla triunfalmente con todos los honores de Semana Santa cofrade la urna que contiene los restos mortales de Don Bosco, Sevilla estaba de fiesta y algarabía como cuando sale un santo a la calle. Mi sorpresa fue cuando al llegar al Ayuntamiento de la ciudad hispalense lo recibió el alcalde en funciones que era el delegado de fiestas mayores el señor Serrano y varios concejales más. Porque el alcalde a pesar de que era sábado estaría participando en funciones de su partido o sabe Dios donde estaba tanto como quiere a Sevilla. La urna quedó a eso de las dos y cuarto aparcada en el arquillo del ayuntamiento. Y el señor Serrano y toda su comitiva de concejales se desplazaron hacia La Plaza Nueva donde había instalada una orquesta de rock para que todos los que acompañaban a la urna del Santo en cuestión se lo pasarán pipa, bailando y danzando. Y los más mayores en los bares poniéndose “puos” de bebida alcohólica cerveza, y demás vinos. A las tres y diez minutos la urna se puso camino de La Catedral es decir que la actuación de la orquesta que el Ayuntamiento había instalado duro, no llego las dos horas, para que el arzobispo de Sevilla señor Asenjo le celebrase una misa después de todo el jolgorio que había en torno a la santidad de Don Bosco. Pero cuál fue mi sorpresa al llegar a la Catedral que no me dejaban entrar todo estaba acotado por unas cintas y no dejaban pasar. Unas azafatas que parecía que te ibas a montar en un avión en vez de estar en La Catedral de Sevilla. Decían que el recinto catedralicio estaba reservado para los que habían bailado antes rock y los sevillanos no teníamos asiento reservado. Me dio vergüenza ajena, que en la iglesia de Sevilla haya sitios privilegiados para unos y para otros no. Por eso yo digo en esta misiva que con el clero sevillano no parto peras y no creo en ningún cura ni Obispo. Y que se queden con toda su catedral y con toda su nueva evangelización que yo ya tengo la mía. Así se escribe la historia de esta ciudad y de la jerarquía eclesiástica. Así que le vayan dando pues conmigo que no cuenten y hablaré siempre mal de la iglesia en general. Porque si hubiese sido don dinero caballero poderoso, yo hubiese entrado en la catedral Pero vamos no perdí el tiempo escuchando a un mitrado que se las trae. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.
