martes, 2 de agosto de 2016

NO SABEMOS APRECIAR LA SALUD.

No sabemos lo que tenemos, teniendo salud. Pues cada día que pasa me entero de más personas conocidas que parten de este mundo, y me quedo de piedra porque muchas son jóvenes. Está carta viene a cuento de que tengo un amigo que estaba siempre riéndose y divirtiéndose. De pronto dejé de verle y cuando lo he vuelto a ver me lo encuentro en una silla de ruedas delgadísimo. Y me dice el cuidador que le ha dado un ictus la enfermedad que está de moda. Antes eran infartos y ahora les dicen ictus. Por eso tenemos que vivir la vida intensamente y lo mejor que podamos divertirnos y no pensar en lo malo. Porque lo malo cuando menos nos esperamos viene solo. Ni trampas, ni problemas, vivir intensamente y que todo vaya viniendo sobre su propio peso. Porque de nada sirve irritarse ni enfadarse, cuando menos nos esperamos la vida nos da un zarpazo y nos quita toda la alegría, y ya no somos nada. Ya solo somos un estorbo para todo y para la familia mucho más ya que le damos que hacer por mucho que nos quieran, así es la vida. Llena de batacazos, unos antes otros después todos tenemos que sufrir en esta vida. Ya que nacemos para morir, y de alguna forma tenemos que morir, Yo le pido a Dios que si me tiene que mandar algo, que lo haga lo más rápido posible, para no dar que hacer como un vegetal. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.