martes, 7 de abril de 2015

LA MADRUGÁ DE BOTELLONA.

La Semana Santa de Sevilla, es agotadora y hay que pasar mucho tiempo de pie, todo aquél que quiera ver las procesiones y no tenga una silla. Los bares hacen su agosto, y entre cofradía y cofradía la gente se pone de alcohol hasta los topes, eso es así. Y no digamos La Madrugada, la juventud con sus botellonas. La Semana Santa de Sevilla se está convirtiendo en borracheras. La gente pasa mucho de fe, la gente lo que quiere es un jolgorio y que haya algo en la calle donde disfruten. Pero por fe hay muy poca gente que asista. Es cómo lo de la mantilla las niñas jóvenes con una minifalda descote, y un rosario que no saben rezar colgado de la mano. La fiesta de la Semana Santa se ha convertido en un negocio de bebidas alcohólicas. Cada día que pasa la gente tiene menos fe y a las imágenes las ven con fervor y con el alcohol que llevan dentro del cuerpo se emocionan al verlas, y hacen un papel que no sienten, sino que les provoca el alcohol. Conforme vayan muriendo las personas mayores, cada día quedaran menos gente con fe para estar al lado de La Semana Santa de Sevilla. Dicen que sí que la juventud vienen detrás empujando. Pero la juventud cada día lo que prefiere es más alcohol en el cuerpo y divertirse con los amigos y tener una chica al lado para tocarla. También hay muchos sacerdotes que no están con la Semana Santa es decir con lo de sacar las imágenes a la calle. Yo le escuche un día a uno en plan de broma que si los sacaban para que les diera el aire y se le quitara el polvo de encima. La verdad es que tanta gente cómo arrastra la fiesta y luego los mismos hermanos de las cofradías no van a los cultos de sus titulares en sus respectivas sedes canónigas. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.