martes, 27 de marzo de 2012

" A LA IGLESIA LA VEO CÓMO UN PARTIDO POLÍTICO MÁS."

En los tiempos que atravesamos yo digo cómo dijo María Jiménez en un programa televisivo. Le preguntaron María: que opinión te merece la iglesia en los tiempos que corren y le contesto al presentador, pues yo la veo cómo un partido político más. Y eso digo yo que la Iglesia es un partido político con su líder el papa Ratzinger al frente de ella y obispos a su alrededor cómo ministros de la iglesia y además los llaman así. Y el cura que mas pelotillero sea del obispo se llevará se llevara la mejor parroquia de cada ciudad. El clero no se puede ver entre ellos mismos, cuando existe el pelotillero entre ellos mismos. Entre unos curas y otros y entre los que hacen canónigos y los que no hacen. Lo que ocurre es que se tapan unos a otros. Todo igual que en política. Cuando llegue el Jueves Santo en la celebración de la última cena del Señor. Hacen un monumento para dejar a Jesús en su morada después del sacrificio de la Consagración de su muerte según todo el clero. Y lo primero que dicen los curas cuando llevan a Jesús bajo palio que se formen turnos de vela, para que el Señor no este solo. Pero da casualidad que ellos no van. Ellos a comerse una torrija de un horno cercano a la parroquia. Verdaderamente se mienten ellos mismos en el Credo hay una frase al final de rezarlo que dice: Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Es muy fuerte este invento de la iglesia. Claro Cristo resucito porque no llevaba tres días en el sepulcro sino la carne se hubiese corrompido. Y no digamos de las miles de personas que mueren diariamente y las hacen ceniza. Esas donde está la carne para resucitar. En definitiva los mismos embustes que un partido político a sus votantes. Y luego no quieren nada más que dinero, dinero y más dinero. Una cosa es una cofradía que tiene que sacar el paso a la calle y eso vale un dinero. Pero los clérigos eso es el no va más. Viviendo en palacios y casas señoriales desde que entran en el seminario ya empiezan a ponerse tibios de buen comer. Así que la iglesia es un partido político más. Manuel Enríquez Becerra. Sevilla.